ENSEÑANZA Y CULTURA

Pensamiento positivo


....y con la que está cayendo, y con el tiempo que hace que hablamos de esto de la crisis y aún no nos hemos dado cuenta que solo saldremos de este "hueco" haciendo más incapié en la enseñanza, en la cultura...

Ahora es tiempo de recortes, es tiempo de ahorro y de ser comedidos en el gasto, pero también es tiempo de que pensemos en conjunto, de que nos demos cuenta que la única manera de salir de esta es pensar en conjunto, ya hemos cometido demasiadas veces el error de querer más que el vecino, querer más y mejor que la comunidad de al lado, tener más dinero que el ayuntamiento que nos rodea...Todo eso, nos pasa factura ahora, todo ello...

No hay duda de que la enseñanza, la enseñanza bien enfocada, bien trabajada y basada en conceptos que tanto echabamos de menos, como "esfuerzo", "constancia", "cumplimiento", "competencia", "trabajo" etc... es lo que hará que pronto veamos la luz, que poco a poco veamos que de todo se sale, de todo...

Martín Martínez

1 comentario:

  1. LA EDUCACIÓN ES LA RESPUESTA

    La virulencia de la crisis parece estimular respuestas de la sociedad. Y la más clara se resume en el título de este escrito: la educación es la respuesta.
    No se trata de una novedad, es más bien una cuestión de acentos y énfasis, pero también de consensos secretos o solo formulados desde las evidencias.

    El sector musical parece, en este sentido, un auténtico laboratorio de ideas y propuestas. Frente a las desazonadoras noticias de que comienzan a perder apoyo institucional orquestas o instituciones para las que había costado más de un siglo aglutinar fuerzas que las hicieran posibles, todos los ámbitos implicados en la vida musical muestran señales de que la educación es la clave. Ya sean industrias musicales, tiendas y comercios, centros particulares de formación, universidades o las propias instituciones musicales… todos, en fin, son conscientes de que hay que reivindicar el destacado aspecto formativo de la música.

    Parece claro que la música clásica o los estilos más serios y elaborados de cualquier género musical, tienen hoy poco terreno que ganar en la modalidad de espectáculo de ocio (aunque aún se conserven algunos sólidos bastiones), pero como terreno formativo la música apenas tiene rival. Y eso es un hecho tanto en la educación musical profesional, la destinada a crear músicos, como en la formación musical entendida como fenómeno lúdico.

    Se podría incluso avanzar que la propia vida musical desarrollada de cara al público, los conciertos tal y como los entendemos, tiene un componente educativo formidable y que las instituciones concertísticas parecen cada vez más conscientes e implicadas en ello.

    No decimos nada que sea nuevo para cualquier persona de buena voluntad implicada en la música; pero el escenario de la crisis, que todo lo desdibuja, enfoca mucho mejor ese necesario perfil de la actividad musical. Las páginas que siguen de nuestra revista dan ejemplo de respuestas múltiples en esta dirección que parece una tendencia para los tiempos que corren: las industrias y las tiendas ofrecen cursos permanentes a cual más refinados, las universidades se afanan por incluir materias musicales que había costado décadas que reconocieran, los centros privados más inquietos se afianzan en actividades formativas para que los bebés comiencen a conocer la música lo más pronto posible.

    En suma, frente a la inquietud o la zozobra que parece asolar a los espíritus por la magnitud de la crisis surgen respuestas que, en el caso de la música, apuntan todas ellas a la palanca de la educación. Quizá, después de todo, salgamos de la prueba más sensibilizados de qué es lo más importante: el futuro y la formación de los que lo harán posible.


    Doce Notas (19/10/2011)

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